El aloe vera es una planta muy resistente a las plagas y a la falta de agua. Por eso necesita de un terreno arenoso y seco para crecer.
De la planta de aloe vera se obtienen dos productos: El gel de aloe, que es una gelatina extraída de dentro de las hojas y el acíbar, que es una capa amarillenta que se encuentra después de la piel de las hojas.
El gel de aloe puede ser extraído y utilizado directamente de la planta, pero el acíbar no, puesto que puede ser muy dañino en dosis no adecuadas.
Desde hace siglo el aloe vera se utiliza para muchos tratamientos de belleza, porque al penetrar fácilmente en las 3 capas de la piel: Epidermis, dermis, e hipodermis, permite eliminar las bacterias y la grasa acumulada que habitualmente tapona los poros de la piel.
Gracias a esta propiedad y a su composición, se ha demostrado que el aloe vera ayuda a combatir y mejorar problemas de piel como: La psoriasis, herpes, pequeñas heridas, picaduras de insectos, quemaduras y orzuelos.
En los tratamientos de belleza, el gel de aloe ha sido utilizado tradicionalmente para combatir los problemas de acné (limpia los poros y ayuda a la desaparición del acné), cabello (mayor vigor y prevención de caspa), boca (combate las pequeñas infecciones bucales como las llagas) y afeitado o depilación (alivia la piel tras el uso de cuchillas o máquinas).
En cuanto al uso interno del aloe vera, gracias a componentes como los betacarotenos y a su riqueza en mucílagos, ayuda a combatir problemas de acidez de estómago, pequeñas úlceras. Para su ingestión el aloe vera se presenta en un jugo concentrado. Las dosis a tomar son las recomendadas y no se deben superar.