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Si te estás cuidando por dentro, saber cuándo y cómo tomar probióticos y prebióticos puede marcar la diferencia. En esta guía clara y práctica te explicamos los mejores momentos del día, cómo combinarlos y durante cuánto tiempo usarlos para que realmente funcionen.
Si has empezado a cuidar tu salud digestiva, es muy probable que hayas oído hablar de los probióticos y prebióticos. Son aliados cada vez más populares para mejorar la flora intestinal, reforzar las defensas y sentirse con más energía. Pero una duda muy habitual es: ¿cuándo tomarlos para que realmente funcionen?
No todo vale. Hay momentos del día más adecuados, combinaciones que potencian su efecto, y pequeños gestos que pueden marcar la diferencia.
En Herbolario Rosana sabemos lo importante que es cuidar bien tu microbiota. Por eso, te contamos cuándo, cómo y durante cuánto tiempo tomar probióticos y prebióticos para que tu cuerpo los aproveche al máximo.
En los últimos años, los probióticos y los prebióticos han ganado protagonismo gracias a su capacidad para mejorar la salud digestiva y reforzar el sistema inmunitario. Aunque muchas veces se confunden, cumplen funciones distintas y complementarias en nuestro organismo.
Los probióticos son microorganismos vivos —principalmente bacterias beneficiosas— que, al ser ingeridos en cantidades adecuadas, contribuyen al equilibrio de la microbiota intestinal. Estas bacterias ayudan a mejorar la digestión, absorber mejor los nutrientes y fortalecer las defensas frente a infecciones.
Por su parte, los prebióticos no son organismos vivos, sino fibras vegetales no digeribles que sirven de alimento a las bacterias buenas del intestino. Estimulan su crecimiento y favorecen un entorno intestinal saludable, lo que potencia la acción de los probióticos y mejora el bienestar general.
El Dr. José Francisco Tinao, especialista en medicina integrativa y microbiota, destaca que "hasta un 70% del sistema inmunológico depende de la microbiota", subrayando así la importancia de mantener un ecosistema intestinal sano para prevenir numerosas enfermedades.
Hoy sabemos que el intestino no solo digiere alimentos, sino que está conectado con el cerebro, el sistema hormonal y el metabolismo. Por ello, cuidar la microbiota con una combinación adecuada de probióticos y prebióticos puede marcar una diferencia notable en la energía, el estado de ánimo y la salud a largo plazo.
Saber cuándo tomar los probióticos es clave para que sus beneficios se noten de verdad. Aunque muchas personas los toman de forma aleatoria, el momento del día puede influir directamente en su efectividad.
Varios estudios indican que los probióticos pueden ser más eficaces si se toman a primera hora de la mañana o por la noche antes de dormir, momentos en los que el tránsito intestinal es más lento y el entorno digestivo más estable. Lo más importante, sin embargo, es la regularidad: tomar el suplemento a la misma hora cada día puede ayudar a la microbiota a adaptarse mejor.
La mayoría de expertos coinciden en que los probióticos tienen más posibilidades de sobrevivir al ambiente ácido del estómago si se toman con el estómago vacío, idealmente unos 30 minutos antes de comer.
Sin embargo, algunos estudios sugieren que tomar probióticos con una comida que contenga grasas puede mejorar su supervivencia al aumentar el pH gástrico y proporcionar una matriz protectora. (Ver estudio en PubMed)
En definitiva, no hay un único momento universalmente válido para todos, pero sí hay mejores prácticas que aumentan la eficacia. Consultar con un profesional de la salud puede ayudarte a adaptar la toma a tu situación personal.
A diferencia de los probióticos, los prebióticos no son microorganismos vivos, sino sustancias (principalmente tipos de fibra fermentable) que sirven de alimento para las bacterias buenas del intestino. Su consumo regular ayuda a mantener una microbiota equilibrada y activa.
En cuanto al mejor momento para tomarlos, no existe una hora concreta tan crítica como en el caso de los probióticos. Lo más importante es que se integren en la dieta de forma constante, idealmente con las comidas principales. Esto favorece su fermentación natural y maximiza su efecto beneficioso.
Algunos prebióticos pueden encontrarse de forma natural en alimentos como el plátano, la cebolla, el ajo, los espárragos, la alcachofa o los copos de avena. También existen suplementos formulados con inulina, fructooligosacáridos (FOS) o galactooligosacáridos (GOS), que pueden tomarse junto con los alimentos o disueltos en líquidos.
Lo esencial es mantener una dieta rica en fibra vegetal y evitar interrupciones prolongadas si se toman en forma de suplemento, ya que su efecto es progresivo y depende de la constancia.
Sí, de hecho es una de las mejores formas de potenciar sus beneficios. Cuando se combinan en un mismo suplemento o se toman de forma coordinada, hablamos de simbióticos: una fórmula que une cepas de bacterias vivas (probióticos) con el sustrato que las alimenta (prebióticos).
Tomarlos juntos favorece una colonización más eficaz del intestino, ya que los prebióticos nutren directamente a las bacterias beneficiosas, ayudándolas a multiplicarse y a sobrevivir durante más tiempo en el tracto intestinal.
Algunos productos ya vienen formulados como simbióticos, pero también es válido consumirlos por separado, siempre que se mantenga una rutina diaria y se integren adecuadamente en la alimentación.
Este enfoque combinado es especialmente útil en situaciones de desequilibrio intestinal, como tras tomar antibióticos, en casos de estreñimiento, hinchazón, o durante épocas de estrés prolongado.
En Herbolario Rosana puedes encontrar opciones naturales de calidad que combinan probióticos y prebióticos para ayudar a tu flora intestinal:
Una de las dudas más frecuentes es cuánto tiempo es recomendable mantener la toma de probióticos. La respuesta depende de varios factores: el estado de la microbiota, el motivo por el que se toman (prevención, apoyo durante un tratamiento con antibióticos, molestias digestivas, etc.), y el tipo de cepas utilizadas.
En general, los especialistas en salud digestiva recomiendan tomar probióticos durante un mínimo de 3 a 4 semanas para permitir que las bacterias beneficiosas colonicen el intestino y ejerzan su efecto. Sin embargo, en casos más complejos o crónicos, puede ser recomendable mantenerlos durante 2 o 3 meses, o incluso más, siempre bajo supervisión profesional.
Es importante tener en cuenta que los probióticos no se acumulan de forma permanente en el intestino. Por eso, su eficacia depende de la constancia. Una vez finalizado el tratamiento o suplemento, se puede hacer una pausa, observar los efectos y volver a retomarlos en ciclos, especialmente si hay factores que alteran la microbiota (estrés, dieta inadecuada, antibióticos...).
Lo ideal es adaptar la duración al caso particular de cada persona, siempre con el asesoramiento de un profesional que valore si conviene continuar o cambiar de cepas.
Aunque se consideran seguros y bien tolerados en la mayoría de los casos, hay ciertos aspectos que conviene tener en cuenta al empezar a tomar probióticos y prebióticos, sobre todo si es la primera vez o si existen condiciones digestivas previas.
Uno de los puntos más importantes es el uso simultáneo con medicamentos, especialmente con antibióticos. En estos casos, los probióticos pueden perder efectividad si se toman al mismo tiempo. Para evitarlo, se recomienda dejar al menos 2 horas de separación entre ambos.
Por otro lado, durante los primeros días de uso es habitual notar una ligera hinchazón, gases o cambios en el tránsito intestinal. Estos síntomas suelen ser temporales y reflejan la adaptación de la microbiota. Si se prolongan o resultan molestos, conviene revisar la dosis o el tipo de producto.
También es fundamental prestar atención a la calidad del suplemento. No todos los productos contienen cepas bien estudiadas o cantidades eficaces. Es importante asegurarse de que las formulaciones indiquen la cantidad de microorganismos (UFC), que estén bien conservadas (algunos requieren refrigeración), y que los prebióticos utilizados sean adecuados según la sensibilidad digestiva de cada persona.
En definitiva, lo más recomendable es individualizar la toma según el estado de salud, la alimentación y los objetivos concretos, siempre bajo el asesoramiento de un profesional cualificado.
Tomar probióticos y prebióticos puede marcar una diferencia real en tu salud digestiva, inmunitaria y general, siempre que se haga con conocimiento y constancia. Saber cuándo tomarlos, cómo combinarlos y durante cuánto tiempo es clave para que realmente funcionen. Escuchar al cuerpo, elegir productos de calidad y dejarse acompañar por profesionales es la mejor forma de aprovechar todo su potencial.
Referencias científicas
Miller, L. E., & Ouwehand, A. C. (2013). Probiotic supplementation decreases intestinal transit time: Meta-analysis of randomized controlled trials. World Journal of Gastroenterology, 19(29), 4718–4725.
Oudat, Q., & Okour, A. (2025). The Role of Probiotics in Modulating Gut Microbiota and Metabolic Health for Weight Management: A Mini Review. Acta Microbiologica Hellenica, 70(1), 5.
Probiotics and the gut microbiota in intestinal health and disease. (2010). Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology, 7(9), 505–515.
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Effects of Probiotics on Gut Microbiota: An Overview. (2024). Frontiers in Microbiology.
Probiotics: What You Need To Know. (2019). National Center for Complementary and Integrative Health.
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